Balduino IV, rey de Jerusalén entre 1174 y 1185, durante años ocultó su cara con una máscara de plata.
La razón era que sufría los estragos de la lepra, que le había dejado sin nariz, originando el mote de "rey cerdo".
A pesar de la enfermedad, por la que mucha gente era despreciada, los súbditos de Balduino fueron leales a su rey hasta su muerte.
Parece ser que su enfermedad no le impidió ni siquiera ponerse al frente de sus ejércitos contra las tropas de Saladino que pretendían conquistar su reino.
De noble linaje, Descendiente de la Casa de Château-Landon. Fue educado desde su infancia para ser rey y a pesar de que solo pudo sentar se en el trono durante 10 años, tuvo la oportunidad de librar grandes batallas en las que su mano llena de llagas empuñó la espada contra los musulmanes. La más famosa fue la de Montgisard, en la que con apenas medio millar de jinetes y unos pocos miles de infantes- hizo huir al gigantesco ejército del sultán Saladino, formado por unos 30.000 hombres.
Durante la Edad Media será la enfermedad simbólica e ideológica por excelencia (como enfermedad individual, la peste lo sería en lo grupal) siendo advertida como "lepra del alma". Se veía en quien la padecía la encarnación del mal, y no necesariamente por haber cometido pecado personalmente, ya que se sospechaba la había heredado a través de la raza, los padres o el lugar de nacimiento. La mascara cubriendo el rostro enfermo se convirtió en un distintivo, así como las campanillas que delataban su presencia.
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